Cooperativas agropecuarias aumentaron 167% las exportaciones desde 2018, con Asia como mercado principal

En los últimos cuatro años las exportaciones del sector cooperativista alcanzaron 3.889 millones de dólares, el valor más alto de los últimos seis años. La representación del sector en el volumen total del comercio hacia el exterior pasó del 2,4% al 4,4%. En este período las exportaciones del sector crecieron un 167%, gracias a la venta de 166 variedades de productos de la mano de 68 cooperativas agropecuarias.

Las cifras se desprenden del Monitor de Exportaciones del Cooperativismo 2022, realizado por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), en conjunto con la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional y el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Del relevamiento se observa que en 2022 el sector incrementó las exportaciones en 0,9 puntos en comparación con el 2021 y por cuarto año consecutivo continuó bajo una tendencia alcista. Es que en 2019 el volumen creció 19,3% para cerrar en u$s 1.737 millones, luego se incrementó 5% en el 2020 a pesar de la pandemia hasta alcanzar los u$s 1.824 millones y finalmente registró un aumento exponencial del 111% en 2021 (u$s 3.853 millones).

Alexandre Roig, titular del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, destacó que el salto de las exportaciones de cooperativas es el fruto del crecimiento del sector y puntualizó en dos razones: “Por un lado, desde hace muchos años el sector ha ido incorporando cada vez más infraestructura y herramientas para sostener el comercio hacia el exterior. Por otro, las políticas del Estado para acompañar el proceso de exportación y la articulación con nuevos mercados”.

Para el funcionario, la clave del desarrollo de las cooperativas exportadoras estuvo en la facilitación por parte del Estado de los tramites administrativos, pero además remarcó que en este tiempo hubo actores del sector que se han vuelto más visibles y eficientes. “Eso les permite mostrar sus fortalezas y capacidades. Cuando el Estado acompaña y facilita las cosas genera incentivos para que esta forma organizativa se vea privilegiada”, afirmó.

El reporte señala que el 65% de las cooperativas exportadoras comerciaron productos por valores que rondaron entre los u$s50.000 y los u$s5 millones. Sin embargo, el 93% del total exportado estuvo vinculado a facturaciones por encima de los u$s50 millones.

Asimismo destaca que las exportaciones tuvieron 121 destinos diferentes y cada cooperativa exportó en promedio a 7,5 países. El epicentro estuvo ubicado en Asia, con China a la cabeza (US$ 579 millones), seguida de Vietnam (u$s322 M), India (u$s287 M), Indonesia (u$s283 M) y Malasia (u$s182 M).

Además de la importancia central del continente asiático en el volumen exportado y en el monto de divisas que ingresaron producto de las ventas hacia dichos destinos, Roig también rescató el rol de los países de Medio Oriente. En el caso de Arabia Saudita, el comercio creció 114,2% interanual y cerró el año con ventas por u$s137 millones.

Al respecto, el titular del INAES consideró que “la confianza que se genera con los países importadores hace que vean en el cooperativismo a un sector confiable con el que se puede acordar y que garantiza volumen y calidad”. De esta manera, el vínculo creado hace que los importadores vuelven a comprar al mismo proveedor a sabiendas de que cumplirá en tiempo y forma.

Gran parte de los circuitos comerciales desarrollados por el cooperativismo en el último tiempo tienen que ver con las oportunidades de encuentros que se llevan a cabo en ámbitos fomentados por el sector público. En ese sentido, Roig destacó la importancia de las ferias internacionales coordinadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores. Las misiones comerciales del organismo habilitan espacios de diálogo y negociación entre exportadores e importadores que permiten abrir nuevos mercados.

Los principales productos exportados estuvieron vinculados a la economía agroindustrial. Los diez primeros explicaron el 91% del total: maíz en grano con ventas por u$s 1.046 millones, seguido por los subproductos oleaginosos de soja por u$s 714 millones, aceite de igual procedencia por u$s 539 millones, trigo por u$s 376 millones y soja por u$s 231 millones.

Las cooperativas también comerciaron hacia el exterior sorgo granífero, cebada, aceite de girasol, tabaco sin elaborar en hojas y maní, pero también facturaron ventas de productos industriales como yates, botes de remo, canoas y embarcaciones de distinto tipo. E incluso semen de bovino.

El sector representa más del 10% del PBI en términos globales, explicó Roig, pero consideró que su importancia excede al volumen producido o a las divisas que ingresan gracias a las exportaciones ya que “representa una forma organizativa cuyo anclaje redunda en el desarrollo local”.

A diferencia de lo que ocurre con las empresas transnacionales que realizan negocios en el país, las cooperativas tienen un fuerte vínculo con la economía local. “Cada peso o dólar producido circula en el lugar de origen”, dijo Roig, lo que lo transforma en un modelo “muy eficiente de creación de excedente que a su vez no es concentrado territorialmente ni personalmente y por eso permite un desarrollo mucho más virtuoso del país”.

El sector asociativista ha logrado duplicar las exportaciones en el último tiempo principalmente gracias a la agroindustria. Sin embargo, también cuenta con un rol protagónico a nivel local en los servicios tradicionales como la energía. Y poco a poco crecen las cooperativas vinculadas a la economía del conocimiento: actualmente nuclean a más de 500 trabajadores en una treintena de tecnológicas.

“El sector de la economía del conocimiento encuentra en el cooperativismo una forma organizativa clave”, apuntó Roig y desarrolló: “La forma de organizar el trabajo en el sector de las TICS (Tecnologías de la Información y la Comunicación) implica mucho trabajo colaborativo y eso se expresa muy bien en las cooperativas, que además de ser el modelo más democrático, es el que permite organizar una producción de bienes y servicios de manera mucho más horizontal”.

Más allá del salto exportador, el sector tiene una serie de desafíos puntuales por delante, según Roig. Por un lado, cobrar mayor visibilidad. Por otro, revertir ciertos prejuicios que aún circulan por la sociedad.

“En el capitalismo contemporáneo la figura del cooperativismo, que viene de tradiciones colectivas, tiene muchos enemigos. Eso llevó al sector a tomar una posición de discreción. Sin embargo, en el último tiempo ha decidió cambiar de estrategia dejando de lado esa cierta invisibilidad”, explicó el titular del INAES y añadió: “El desafío es cobrar mayor visibilidad y revertir los prejuicios que aún hay”.

El titular del INAES concluyó puntualizando que “a todos los grandes problemas que tiene nuestro país, las cooperativas y las mutuales aportan soluciones. Pero, además, permiten dar un marco de vida en colectivo y en libertad, cosa que responde a un deseo de vivir en sociedad”, concluyó.