Ley de Cannabis Medicinal: en el último año se crearon más de 30 cooperativas de semillas en el país

En menos de un año, se conformaron 30 cooperativas de producción de semillas de cannabis con asiento en diversas regiones de nuestro país, según datos del INAES. Estas entidades se registraron como criaderos y hasta pueden inscribir sus propias genéticas contemplando la producción cooperativa desde el inicio. Así, el asociativismo va adquiriendo experiencias en el marco normativo actual y se curten para que, cuando se reglamente la Ley, puedan ubicarse en los diversos eslabones de la cadena.

El asociativismo cannábico crece a pesar de que la ley aún no se va a reglamentar. Pero en el sector existen justificados temores de que el negocio del cannabis medicinal quede en manos de multinacionales. Mientras corre el rumor de que el Gobierno Nacional va a poner en marcha la Ley 27.669 de producción industrial de cannabis medicinal (sancionada en mayo del 2022), las cooperativas y mutuales crecen en la producción de semillas y aguardan expectantes a que se reglamente la norma. De publicarse en el Boletín Oficial, accederían a licencias para hacer aceites, cosméticos, alimentos, entre muchos otros productos derivados de la plata de marihuana.

POR AHORA, NO SE REGLAMENTARÁ LA LEY

A pesar de que el portal Infobae aseguró que el Gobierno tiene listo el Marco Regulatorio para el Desarrollo de la Industria del Cannabis Medicinal, fuentes del Ejecutivo Nacional puntualizaron que «es mentira que se va a reglamentar, al menos por ahora».

Así las cosas, en Argentina hoy no pueden existir «cooperativas cannabicas» ya que, si bien el artículo 12º de la Ley 27.669 le confiere al Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) la facultad de dictar normativa específica en la materia, no puede avanzar en ese sentido hasta que la ley se reglamente. A pesar de esto, desde el organismo dijeron que «en diciembre del 2021 se avanzó en un convenio institucional de cooperación entre nuestro Instituto y el Instituto Nacional de la Semilla (INASE) con el objetivo de promover políticas que favorezcan la soberanía nacional en materia de semillas y puedan acceder a esta industria a los sectores del asociativismo y la economía social».

En función del convenio INAES-INASE, existe actualmente un objeto social específico de cooperativas de trabajo que se dedican a la producción de semillas y actividades conexas (órganos de propagación de la planta de Cannabis Sativa L). De todas maneras, tener la autorización para funcionar y la matrícula habilitante no implica la legalización de un cultivo de cannabis. Para llegar a ese paso sin riesgo de tener una causa penal, falta la tan deseada reglamentación de la ley, un tema muy exigido en cada reunión de la Mesa de Trabajo de Cannabis de uso medicinal y cáñamo industrial del INAES, que funciona desde 2022.

«CONSTRUIMOS UNA CULTURA CANNÁBICA»

«En Argentina construimos una cultura cannábica de mucha resistencia, de más de 20 años, que consiguió esta Ley. Y nos merecemos que el Estado nos ayude a poder convertirnos en pequeños productores, a cooperativizarnos, a tener las licencias a menos costos que las empresas«, expresó Valeria Salech, presidenta de la organización Mamá Cultiva Argentina. Hablaba del potencial del sector y la importancia de que se lo tenga en cuenta como un actor clave de la producción: «necesitamos que esta ley se reglamente con una mirada social».

La coordinadora de la Mesa de Cannabis de Uso Medicinal y Cáñamo Industrial del INAES, Bárbara Witko, aseguró que «las cooperativas y mutuales pueden tener efectivamente un rol central en el desarrollo de la industria y es fundamental que se puedan generar circuitos administrativos que contemplen a la economía social y popular como protagonista«. En ese sentido, remarcó que «la presencia del cooperativismo y del mutualismo puede ayudar a garantizar la no concentración de estas cadenas, apostando al trabajo local».

El Jefe de Gabinete del INAES, Jonathan Thea, reconoció que «las cooperativas agropecuarias son un buen ejemplo de la extensión y fortaleza en los eslabones primarios de la producción. Pero dentro de la economía social, el mutualismo de salud también da cuenta de la capilaridad que tiene este sector y de su profunda raigambre en las comunidades».

CONDICIONES PARA PEDIDOS DE LICENCIAS

Si el Gobierno da el paso, la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME) fijará las condiciones para los pedidos de licencias y autorizaciones. De eso dependerá también cómo sea reglamentado el artículo 12 de la ley, que expresa que para las autorizaciones «tendrán especial consideración hacia aquellas solicitudes orientadas a contribuir al desarrollo de las economías regionales y promover la actividad de cooperativas y de pequeñas y medianas empresas productoras agrícolas». Aclaran, además, que eso lo harán en coordinación con el INAES. ¿Cómo lo harán? Aún no se sabe.

«Las cooperativas de trabajo no han sido aun consignadas en la normativa, se cree que una vez en marcha las bases y condiciones que proponga la ARICCAME, regularizará su funcionamiento. Hoy, estas entidades no pueden conformarse todavía con el objeto de destinar su cultivo al abastecimiento interno», dijo Damian Pereyra, secretario de Producción de la Federacion Cannabica Bonaerense.

Brindando una mirada fina, Piero Liebman, abogado especialista en regulaciones sobre cannabis, dejó en evidencia que «la Ley actual consagra derechos para algunos, que son los que tienen licencias y proyectos aprobados por el Ministerio de Salud, y por otra parte se va a fomentar la creación de cooperativas, pero no dice cómo». Hace referencia al artículo 25 de la norma, que aseguró facilidades para los proyectos que hayan sido homologados en el marco de otra Ley, la 27.350, que establece el marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal. Esos proyectos ya corren con ventaja mientras las cooperativas aún esperan la reglamentación.

QUE EL COOPERATIVISMO NO SE QUEDE AFUERA

«Nos deja muchas dudas sobre qué lugar real se les va a dar a las cooperativas y nos llama la atención que a algunos la ley ya les da la licencia y las cooperativas quedan sujetas a la reglamentación. Por eso, hay que seguir de cerca el tema para evitar que el movimiento cooperativo se quede afuera en pos de armar un negocio para unos pocos«, alertó Liebman.

Ante estas dudas, desde el INAES reconocieron que «el horizonte de regulación de las cadenas de valor asociadas con el cannabis implica una gran oportunidad para construir cadenas no concentradas, porque el cooperativismo y el mutualismo pueden aportar toda su experiencia en la dinamización en las economías regionales».

Por último, todo indica que la espera por la reglamentación clave para las cooperativas se va tensando. A pesar de los rumores, parece que todavía no hay luz verde para tener una industria cannábica funcionando a pleno.