El presidente del INAES regresó de Cuba y formuló declaraciones relacionadas con su gestión

El presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), Alexandre Roig, regresó en las últimas horas de un viaje a Cuba en el cual mantuvo reuniones con autoridades de ese país, con el objetivo de impulsar la expansión del cooperativismo en ese país caribeño. En charla con periodistas, repasó los principales temas de la agenda del sector de la economía social.

— ¿Cómo se vislumbra el sector de la economía social frente a las elecciones de este año?
— Lo que se va a votar en esta campaña es entre una alternativa que va a buscar estabilizar la situación para generar cierta tranquilidad y una alternativa más represora. Del lado de la estabilización, el cooperativismo y mutualismo tiene mucho para aportar porque su anclaje territorial, su anclaje comunitario, su cercanía con la realidad argentina hace que sea un actor clave en muchos planos. En caso de un gobierno más represor, que se articule más con la lógica financiera y con el achicamiento del Estado, el sector va a estar bajo amenaza.

— ¿Cómo se visualiza esa amenaza?
— Lo hemos visto durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando la agresividad hacia el sector ha sido muy fuerte. Ahora mismo ya hay varias personalidades del macrismo que han manifestado su agresividad con la figura cooperativa y mutual. Todo el sector lo sabe y somos conscientes de que no es lo mismo quién vaya a ganar en octubre.

— ¿Qué balance efectúa del impacto de las políticas de este gobierno en el sector de la economía social?
— Creo que este Gobierno ha jerarquizado al sector. Es un dato objetivo que el INAES está hoy en la órbita de Jefatura de Gabinete. Un reclamo sectorial de muchos años es que el Gobierno asuma la transversalidad y la jerarquía que tiene el cooperativismo y mutualismo en la sociedad argentina. Eso lo hemos logrado; el INAES ha crecido en recursos, en capacidad de acción. Ha tenido desde la gestión de Mario Cafiero y después con la nuestra a la primera línea de las confederaciones representadas en el Directorio del INAES. Si uno toma las dimensiones económicas, políticas o simbólicas que permiten evaluar un crecimiento, hemos crecido en todas las dimensiones.

— La plana mayor del Gobierno ha mencionado la importancia del sector cooperativo en el modelo económico al que se apunta. ¿Cuál percibe que es el plan para el sector de cara al futuro?
— Es objetivo que en distintos planos de la política del Frentes de Todos, en distintas territorialidades, en distintas responsabilidades, el cooperativismo y mutualismo tiene presencia y reconocimiento. Hay una toma de conciencia de que Argentina, en gran medida, se sustenta sobre el cooperativismo y mutualismo y se ha creado y desarrollado gracias a ello. Bienvenido el reconocimiento y esa conciencia del lugar que tiene la economía social.

— ¿Hacia qué modelo de desarrollo apunta el sector?
— Se va tomando conciencia de los límites de la acción del capital privado solo o del Estado solo. Estamos yendo hacia modelos de desarrollo que implican «trabajar con». El Estado con las cooperativas y las mutuales, las cooperativas y mutuales con el sector Pyme empresarial; es decir, cada vez más asumimos que ningún actor puede trabajar de manera aislada y que un buen modelo de desarrollo es un modelo que asume la heterogeneidad organizacional, la realidad de la organización productiva de los servicios del país y que nos potencia a todos. La opción macrista es homogenizante porque piensa que debe haber un solo actor, que es la sociedad anónima, y que el Estado está el servicio de ese único actor. Es independiente de lo que uno crea ideológicamente. En la práctica, es una negación de la realidad. La realidad argentina es cooperativa y mutual.

— ¿Cuáles son los principales desafíos que tiene el sector?
— Obviamente, el sector tiene que construirse más allá de la variación electoral. En primer lugar, hay que profundizar la modernización, la transparencia y la eficiencia del órgano de promoción y control, que es el INAES, y estamos trabajando mucho en eso. En segundo lugar, lo que tiene que ver con cuatro grandes proyectos estratégicos: uno, el tema de crediticio; dos, las políticas de producción y distribución de alimentos a través del sistema cooperativo y mutual que garantiza más calidad, otro tipo de articulación con la distribución local, precios más baratos. En tercer lugar, modificar y fortalecer el sistema cooperativo de trabajo, para que haya reconocimiento de la figura de trabajador asociado y que desde ahí podamos construir derechos colectivos y un sistema de protección social para cooperativas de trabajo, asumiendo que gran parte de la población argentina no se va a organizar bajo la forma de trabajo empleado pero sí bajo la forma del trabajo asociado. Y el cuarto punto, es que el sector cooperativo y mutual es portador de gran parte de la agenda ambiental, desde reciclado hasta lo que tiene que ver con la transición de energía renovable. Una de las prioridades es fortalecer a las juventudes como sujetos políticos del cooperativismo y mutualismo, y también fortalecer los programas de educación desde la primaria hacia el nivel superior, lo cual es una gran demanda del sector y es fundamental y se articula con el fortalecimiento de las juventudes.

— El punto tres, es muy sensible para el cooperativista. Porque ahí es donde queda en ese limbo de no tener un recibo de sueldo, básicamente, lo cual lo deja afuera de muchas cosas.
— Exacto, es el gran desafío que tenemos. La autoorganización del trabajo tiene una potencia enorme desde el punto de vista de la organización y de lo que significa también en términos político-ideológicos, y a su vez sigue siendo un trabajo precario. Entonces, el gran desafío es desprecarizar el trabajo cooperativo. Estoy cada vez más convencido de que son los trabajadores quienes van a organizar la producción mucho más que el capital porque el capital, como cada vez es más capital financiero, puede cada vez menos organizar la vida productiva. Por eso, el futuro de la producción va a estar en gran parte en manos de trabajadores organizados.

— Usted mantuvo una reunión con el presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, y luego efectuó un viaje a Cuba. ¿Qué surgió de todo eso?
— Estamos trabajando desde el Gobierno en una cooperación con Cuba, para acompañar el proceso de institucionalización del cooperativismo en Cuba. Cuba hizo una reforma de su sistema económico, a partir de la cual amplió lo que llaman nuevos actores económicos, que además del Estado amplía al sector pyme y a las cooperativas no agropecuarias.

— Por último, ¿Cómo fue ese proceso de priorizar el cooperativismo en Cuba?
— Históricamente, Cuba tuvo cooperativas agropecuarias, en particular en el sector tabacalero, y ahora lo va a ampliar a otras cooperativas de trabajo. Y la experiencia argentina es un gran ejemplo para pensar el proceso institucional. Desde Argentina estamos acompañando al gobierno cubano en las reformas económicas que está haciendo y el viaje tuvo que ver con eso, participamos de reuniones en ese sentido.