domingo, noviembre 24, 2024

En La Habana, Cuba, concluyeron las deliberaciones de la XV Convención Cooperat 2024, con nutrida concurrencia

 

En La Habana, Cuba, concluyeron las deliberaciones de la XV Convención Internacional de Cooperativismo Cooperat 2024. Dirigentes cooperativos de distintas naciones participaron activamente en las deliberaciones. Hubo exposiciones con contenidos sumamente significativos.

«A pesar de avances importantes en el ámbito del cooperativismo y la economía social en Cuba, estos movimientos aún enfrentan obstáculos importantes que limitan su potencial». Así apuntó en su conferencia “Cooperativismo, economía social y solidaria en la compleja agenda territorial actual”, el doctor Jorge Núñez Jover, coordinador académico de la Red Nacional de Gestión Universitaria del Conocimiento y la Innovación para el Desarrollo Local.

El académico subrayó que “las cooperativas y la economía social son herramientas adecuadas para construir la sociedad que queremos”. Sin embargo, también enfatizó que, a pesar de su relevancia, el camino no está exento de desafíos.

El doctor Núñez Jover destacó que «uno de los problemas más acuciantes es el decrecimiento en el número de cooperativas. Además, muchas están transformándose en micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Esta tendencia, sumada a una falta de motivación tanto institucional como personal para crear nuevas cooperativas, plantea interrogantes sobre el futuro de estas iniciativas».

“Es crucial que los líderes del cooperativismo se conviertan en activistas sociales”, afirmó, instando a una mayor participación en el debate y la transformación social. El académico también hizo hincapié en la necesidad de contar con un marco legal que no solo supervise, sino que también fomente el cooperativismo. Actualmente, la ausencia de una ley de cooperativas en Cuba  representa un obstáculo significativo.

“La legislación tiende a enfocarse en lo que no se puede hacer, en lugar de incentivar las iniciativas”, comentó. Este enfoque restrictivo limita las oportunidades para el desarrollo de nuevas cooperativas en Cuba.

Durante su intervención, Núñez Jover recordó los avances logrados desde 2019, cuando se introdujo una normativa relacionada con cooperativas no agropecuarias. Este cambio fue visto como un paso positivo, pero sigue siendo insuficiente. A pesar de que el cooperativismo ha ganado presencia en el marco conceptual y económico de Cuba, el desarrollo no avanza al ritmo esperado.

En el contexto de Cooperat 2024, el doctor Núñez Jover también resaltó la importancia de integrar la economía social en las estrategias de superación y capacitación en la educación superior. “Debemos replantear nuestra mirada sobre el cooperativismo y la economía social”, propuso, sugiriendo que estas ideas deben ser parte integral de los programas educativos en Cuba.

La colaboración entre el gobierno y las universidades, como se ha visto en regiones como el País Vasco y Andalucía, donde el cooperativismo ha prosperado, se presenta como un modelo a seguir. “Existen organizaciones que pueden contribuir a hacer valer los principios del cooperativismo y la economía social”, concluyó, invitando a todos a reflexionar sobre cómo operativizar  fórmulas adecuadas para el proyecto socialista cubano.

Resulta esencial abordar estos obstáculos y aprovechar las oportunidades que el cooperativismo y la economía social ofrecen para el desarrollo territorial del país, dijo. En Cuba, el sistema empresarial estatal debe adoptar un enfoque social, ya que estas empresas pertenecen al pueblo y tienen un compromiso con la solución de los problemas del país. En este sentido, la responsabilidad social es inherente a las prácticas económicas en la isla. Sin embargo, está emergiendo un sector empresarial no estatal que requiere un enfoque diferente.

«La economía social y solidaria debe ser atendida, ya que no se trata solo de la reproducción del capital, sino de poner el trabajo en el centro de la reproducción de la vida. Esta economía incorpora aspectos económicos y éticos, presentándose como una economía para la vida”, reflexionó el académico.

De acuerdo con Núñez Jover, la economía social puede manifestarse en diversas formas de emprendimiento humano, más allá de las empresas tradicionales. Sin embargo, enfrenta adversidades, “especialmente el capitalismo depredador, que representa su principal oposición”.

Durante la conferencia, se destacó la falta de capacitación en este ámbito, lo que pone de relieve la escasa presencia de educación sobre economía social en Cuba. “Esto nos lleva a cuestionarnos si la formación de empresarios y dirigentes, tanto a nivel de grado como de posgrado, incluye esta visión de la economía social. Es fundamental que estos enfoques se integren en la educación de las nuevas generaciones que se convertirán en líderes en la sociedad”, precisó.

Asimismo, surge la pregunta sobre cómo explicar las virtudes de la economía social y su coherencia con el proyecto socialista cubano, así como la escasa referencia a la economía social en documentos oficiales. Su inclusión en el universo conceptual que nutre el modelo de desarrollo socialista en Cuba es aún insuficiente, comentó.

Núñez Jover agregó que la economía social y el cooperativismo son ingredientes esenciales que deben nutrir el desarrollo territorial. “Es crucial que el desarrollo territorial abarque tanto la economía social como el cooperativismo, integrando estos conceptos en la práctica local. Esto implica observar cómo se materializan en las acciones que se llevan a cabo en distintos contextos, desde los municipios hasta la capital”, dijo.

La Constitución cubana reconoce la importancia de las cooperativas, y es vital entender cómo se relacionan estos conceptos en el marco del desarrollo territorial. El concepto de desarrollo territorial ha evolucionado de un enfoque centrado en el desarrollo económico local hacia una visión más holística que considera aspectos ambientales, sociales y de creación de capacidades, concluyó.