¿Qué ocurre con las cooperativas en Bolivia? Desde distintos sectores del país se sostiene que la política de corte neoliberal arrinconó al cooperativismo en Bolivia, lo dividió y lo anarquizó.
Las políticas del sistema capitalista cooptaron al cooperativismo, pese a que la esencia del cooperativismo es anticapitalista, siendo en el caso boliviano una influencia perniciosa muy visible en el cooperativismo tradicional, que sufre una permanente terciarización por parte de empresas privadas que, a título de cooperativas, explotan a las comunidades y contaminan el medio ambiente.
En efecto, el cooperativismo no tiene ninguna relación con el sistema capitalista de fundamento individual y no comunitario. El cooperativismo detenta una fuerza de clase que lo caracteriza por su interés en la comunidad y/o colectividad. Por tanto, en su consolidación como sujeto social emergente, está obligado a la generación de políticas sociales que reafirmen su compromiso de respeto al medio ambiente y de vinculación laboral equitativa.
La orientación política del cooperativismo no refleja ni los valores ni los principios que lo inspiraron en Rochdale. Al contrario, toda una serie de prácticas económicas -tanto rurales como urbanas- tienen como objetivo reproducir capital desde el modelo neoliberal que ha empapado la lógica del libre mercado.
La política de corte neoliberal arrinconó al cooperativismo, lo dividió y lo anarquizó, a tal extremo que el cooperativismo de raíz minera empezó a operar en la lógica explotadora del libre mercado. Desde la década de los años 70 del siglo XX, el cooperativismo se diversificó y se constituyó en una fuerza económica y productiva del desarrollo nacional.