La Cooperativa Obrera concretó la inauguración de su primera sucursal en el barrio de San Telmo. La apertura representa el desembarco en la ciudad de Buenos Aires de la entidad solidaria con sede central en Bahía Blanca y el regreso de una propuesta cooperativa al competitivo mercado porteño.
Para poner un pie en Buenos Aires, los bahienses cerraron un acuerdo con otra cooperativa, El Hogar Obrero, con el objetivo de reflotar la marca Supercoop, que tuvo su momento de esplendor en las décadas del 70 y los 80, cuando llegó a contar con más de 240 autoservicios y supermercados distribuidos en 14 provincias.
Supercoop resurge a partir de un acuerdo entre El Hogar Obrero, su creador a principios de siglo pasado, y la Cooperativa Obrera. El corte de la cinta inaugural estuvo a cargo del presidente de la Cooperativa Obrera, Raúl Ortiz, y del titular del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), doctor Marcelo Collomb.
Al hacer uso de la palabra, Raúl Ortiz, presidente de la Cooperativa Obrera, apuntó: «Es un placer que nos acompañen en este acto que pone en manifiesto el acuerdo entre la Cooperativa Obrera y El Hogar Obrero, que tiene como propuesta una compra moderna con precios justos y productos de calidad».
El presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), doctor Marcelo Collomb, hizo referencia a «la construcción de una guía de buenas prácticas que ayudará a preservar la figura cooperativa», para luego realzar la alianza entre El Hogar Obrero y la Cooperativa Obrera. «Contamos con el privilegio de poder asistir a un proceso de integración entre dos grandes cooperativas y tenemos que sentirnos orgullosos de eso. Ese futuro no puede tener otro calificativo que esperanzador», expresó el titular del organismo nacional de control.
En representación de la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo (FACC) y como referente de la Cooperativa Obrera, el contador Rubén Masón, mencionó en su alocución una cita tanguera en alusión a Aníbal Troilo: «Quién dijo que me fui del barrio, si hoy de nuevo estoy volviendo».
Antes, repasó los lazos ancestrales de El Hogar Obrero y la Cooperativa Obrera, y de ambas con la sociedad y el trabajo. Además, planteó a la Ciudad de Buenos Aires su obligación constitucional de promover el desarrollo de las entidades solidarias, cuyo reconocimiento «bien podría consistir en reconocer a las cooperativas de consumo un tratamiento tributario no de privilegio, sino acorde a la particular naturaleza de estas entidades, que no son otra cosa que los propios consumidores organizados democráticamente».
Por su parte, el contador Héctor Jacquet, gerente general de la Cooperativa Obrera, puntualizó que “los supermercados cooperativos son muy competitivos en todo el mundo. En Suiza, las dos principales cadenas son cooperativas. Y algo parecido ocurre en Japón, Italia, Canadá y en España, donde la cadena Eroski también es una de las más fuertes, con una propuesta cooperativa”.
Explicó que, al tratarse de una cooperativa, todas las ganancias se reparten entre los más de 2,7 millones de asociados que integran la entidad. “Cuando se hace el balance, el 15% se destina al personal, el funcionamiento de la cooperativa y tareas solidarias, y el 85% se distribuye entre los socios, básicamente a través de la bonificación de las compras».
Y añadió que «cuando pasa por la caja con su changuito, el asociado informa su número y se le acredita la ganancia anual para pagar la compra que está haciendo. En promedio, cada socio se termina llevando un changuito lleno”.
En la Cooperativa Obrera, además, destacan que el espíritu cooperativo también se manifiesta en otros detalles. “La idea es siempre ayudar al asociado a que maximice su dinero y por eso identificamos con un cartel el producto en la góndola que ofrece el precio más bajo, sin importar si se trata de una marca propia o de una marca nacional o internacional”, explicaron.
El mítico supermercado cooperativo Supercoop volvió a abrir sus puertas el 17 de diciembre, con un local en Independencia 456, en el barrio porteño de San Telmo. Supercoop resurge a partir de un acuerdo entre El Hogar Obrero, su creador a principios de siglo pasado, y la Cooperativa Obrera.
En el año 1990, como consecuencia de la hiperinflación y el Plan Bonex, El Hogar Obrero se derrumbó. En 2012, logró salir de toda deuda. Casi como un guiño del destino, Supercoop resurgió de las cenizas en un contexto de reivindicación de las políticas liberales de los años 90, para volver a instalarse con una política de precios justos.
El Hogar Obrero y su denominación Supercoop fueron símbolos de una Argentina que hoy cuesta reconocer, lejos del individualismo reinante y del sálvese quien pueda. Cerca de la gente y de sus necesidades. Lejos de la motosierra y cerca del corazón. Con sustentabilidad económica y espíritu solidario, El Hogar Obrero llegó a ser la empresa privada de servicios más importante del país y Supercoop llegó a tener más de 300 sucursales.
La apertura de la representacion porteña demandó una inversión de un millón y medio de dólares. El local se levanta en un predio que pertenece a El Hogar Obrero y donde hasta el año pasado funcionó un Carrefour, pero en el que hasta fines de los 80 era la sede de un Supercoop.
Cabe destacar que la Cooperativa Obrera es hoy el séptimo jugador en el negocio de los supermercados, detrás de cadenas internacionales como Carrefour, Cencosud (Jumbo, Disco, VEA) y Día, y jugadores locales como Coto, La Anónima y Changomás, y su facturación supera los 1.000 millones de dólares anuales. “Tenemos 149 sucursales distribuidas en 73 ciudades de siete provincias y en las plazas donde operamos en promedio tenemos una participación de mercado del 35%”, aseguró Mariano Glas, gerente de Supermercados de la Cooperativa Obrera.
Los planes de esta entidad para el mercado porteño incluyen más aperturas a partir de la alianza con El Hogar Obrero. “Queremos ver cómo funciona esta primera representación en la ciudad de Buenos Aires y, en la medida en que los resultados nos acompañen, vamos a seguir creciendo, aprovechando que El Hogar Obrero tiene otras cuatro o cinco propiedades en la ciudad que pueden funcionar como supermercados”, señaló Jacquet.
El ingreso de la Cooperativa Obrera a Buenos Aires será acompañado por el desembarco de Coop y Primer Precio, dos marcas propias de supermercados que son muy fuertes en el interior del país. En el primer caso, se trata de un nombre registrado por El Hogar Obrero y que fue el pionero en incursionar en el rubro de los marcas propias de los supermercados en los 70. Primer Precio, por su parte, es una marca que compite básicamente por precio y cuya propiedad pertenece, en partes iguales, a la Cooperativa Obrera y la cadena marplatense Toledo.
El Hogar Obrero fue fundado a principios del siglo pasado cuando Juan B. Justo y Nicolás Repetto, junto con Enrique Dickman, Ángel Gimenez y otros 15 militantes del recientemente creado Partido Socialista, decidieron impulsar una cooperativa de vivienda.
Con un constante crecimiento, El Hogar Obrero atravesó firmemente las décadas del 20, 30 y 40, pero fue en los años 50, cuando copiando el auge del supermercadismo que se vivía en los Estados Unidos, revolucionó al sector comercial: lanzó Supercoop, adelantándose al boom de los supermercados privados que llegaría a la Argentina unos años después.
Su rápido crecimiento en el supermercadismo lo impulsó a establecer también industrias propias, en las que producía desde panificados hasta conservas, pasando por frutas, chacinados, lácteos y mucho más. Llegó a tener su cadena de rotiserías y, a mediados de los 80, ingresó en un nuevo rubro denominado “Shopping Center”, en el que fue precursor, con recordados centros, como el Spinetto Shopping. Fue, además, quien inició las obras del Shopping Abasto.
En 1989 se posicionó como la sexta empresa en importancia del país en el sector servicios y la más grande entre las privadas. Llegó a tener casi 2 millones de asociados y más de 14.500 empleados. La empresa quedó muy afectada por la hiperinflación de 1989, aunque el golpe final llegó con el plan Bonex (dispuesto el 28 de diciembre de 1989 por el gobierno de Carlos Menem), que lo llevó a perder más de 70% de su capital y le provocó una situación de insolvencia.
En marzo de 1991 llamó a concurso de acreedores para salvarse de la quiebra y estableció un plan de pagos respaldado por sus bienes. Así, logró sobrevivir, pero con gravísimos problemas financieros, bajo supervisión judicial y hasta con una intervención, y en el medio mucha gente perdió los ahorros de toda su vida.
Supercoop fue la cadena pionera en supermercados a nivel nacional y llegó a tener más de 240 sucursales.