Escribe ROBERTO MOLINA
Se ha conocido recientemente la información de que el INAES otorgó la matrícula a la Federación de Cooperativas de Mujeres Atenea Limitada y se esgrime el argumento de que con ello se busca «fortalecer la representatividad de las mujeres en el sector de la autogestión y promover su independencia económica, así como generar nuevos puestos de trabajo».
Según se supo, Atenea está compuesta por 10 cooperativas de trabajo, 8 textiles y 2 del sector de la comunicación, recibió la matrícula otorgada por el INAES recientemente y componen el Consejo de Administración las cooperativas: Sueños Compartidos, Sinfonía Cultural y Enredo. Enarbolar el argumento de que se trata de una lucha por la igualdad de género en el sector y que se busca fortalecer la representatividad de las mujeres, no tiene demasiado sentido.
En el cooperativismo argentino existe un gran número de cooperativas que son presididas por mujeres y otras donde varias mujeres ocupan cargos importantes en los consejos de administración. Es decir, la mujer está teniendo, cada vez más, una enorme participación en el cooperativismo argentino.
Pero crear una federación de cooperativas de mujeres, suena más a desarticulación que a integración. Y esto puede conducir a que mañana pueda aparecer una federación de cooperativas de hombres, con lo cual se profundizaría notablemente la desarticulación del movimiento cooperativo. Todo parece indicar que no se ha tenido en cuenta el concepto de integración.
Y este último concepto no está dirigido exclusivamente a quienes crearon esa federación de género, sino también al INAES. El organismo de control no debería permitir tanta desarticulación. Pero la presencia de Zaida Chmaruk en la creación de esta nueva entidad, además de otros funcionarios de distintos niveles del gobierno, está indicando que desde el oficialismo se promueve la desintegración…