El cooperativismo argentino estâ de luto. En la ciudad de Bahia Blanca, falleciô el contador Juan Josê Carrizo, a los 84 años de edad. Su nombre lo identifica con la Cooperativa Obrera, de la citada ciudad sureña. El cooperativismo lo atrapô desde muy pequeño, cuando transitaba sus estudios secundarios. En la Escuela de Comercio formô una cooperativa de alumnos.
A comienzos de la dêcada del 70, ingresô a la Asociaciôn Intercooperativa Regional (AIR), que en esa êpoca funcionaba en oficinas de la Cooperativa Obrera, Allî comenzô a desarrollar actividades como docente y periodista. En 1973, comenzô a brindar cursos de formaciôn y capacitaciôn cooperativa a los empleados de la Obrera. Carrizo se sumó formalmente a las filas de la Cooperativa Obrera el 1 de enero de 1999, llegando a ejercer como gerente de Cultura hasta que el 1 de junio de 2007 se acogió a la jubilación, pasando a desempeñarse como asesor de la entidad.
Fue presidente de la Asociación Intercooperativa Regional, a la que representó en la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar) y en el Consejo Asesor provincial bonaerense, y al mismo tiempo se desempeñó como tesorero de la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo.
En la Universidad Nacional del Sur actuó en el Gabinete Cooperativo y llegó a ser consejero y secretario académico del Departamento de Ciencias de la Administración, además de haber sido profesor de cooperativismo en la carrera de contador público y en la licenciatura de administración.
A la hora de referirse a la Cooperativa Obrera, a la que tanto contribuyó para que alcanzara su actual crecimiento, el contador Carrizo reconocía que “expresa en forma práctica el concepto de solidaridad para hacer, en respuesta a necesidades económicas, sociales y culturales cuya atención, desde 1920, se ha ajustado a una conducta doctrinaria que la convierte en un ejemplo nacional e internacional”.
“Sus sucesivos dirigentes, empleados y asociados en general han dado continuidad a los conceptos de esfuerzo propio y ayuda mutua, con capacidad de innovación y atenta percepción de la cambiante realidad argentina y mundial, promoviendo la integración como un principio central, practicando la democracia y la autonomía e independencia respecto de gobiernos e intereses ajenos a un auténtico espíritu de servicio, con preocupación por las comunidades en las que actúa solidariamente. Es nada menos que una democracia económica en acción”, subrayaba.
Acerca de cómo visualizaba a La Coope en próximos años, Carrizo no dudaba en señalar que “la lógica cooperativa es la de una expansión constante en la medida que sus servicios sean necesarios, se presten con la corrección con que se han brindado hasta ahora y crezca en la conciencia de la sociedad en la que se desenvuelve”.
Carrizo destacaba que “la Cooperativa Obrera es una entidad que ofrece la posibilidad de participar, de ser equitativos en el retorno de los resultados, de mantener un criterio de inclusión y de no discriminación, y de ser parte de un sistema universalmente aceptado, que llevó a la Unesco a reconocer al cooperativismo como patrimonio inmaterial de la humanidad”.
Lamentablemente, se ha ido una persona de firmes convicciones, dotado de una personalidad muy especial. Su rostro reflejaba a una buena persona. Y asî lo fue siempre. Muy modesto, sumamente correcto, gran observador y muy claro y concreto cuando emitîa sus opiniones. El cooperativismo ha sufrido una gran pêrdida, porque Carrizo era esa clase de personas a las que se suele calificar, una vez muertas, como que «se rompiô el molde y no hay otro igual»…