En la ciudad de Salta Capital, en el año 2012, nació la Cooperativa de Trabajo CUIDHO (Cuidadores Domiciliarios y Hospitalarios). Ello fue obra de unas 15 personas que finalizaron un curso de cuidadores domiciliarios, donde aprendieron sobre emprendedurismo y les sugirieron formar una cooperativa.
“Este año cumplimos 12 años cuidando y mejorando la calidad de vida de nuestros adultos mayores”, cuenta con emoción Carolina Ramos, referente del espacio.
Esta cooperativa actualmente tiene un plantel de 45 asociados de los cuales 44 son mujeres y un único varón que es síndico de la misma. CUIDHO surgió con una doble función: por un lado, acompañar a mujeres que sufren violencia de género para capacitarlas y darles la posibilidad de un trabajo, y por otro lado resolver el cuidado de personas mayores y mejorar su calidad de vida.
Ante la incertidumbre que invade a un sector de la comunidad, a causa de la motosierra activada por el gobierno nacional, las cooperativas afrontan nuevos desafíos de supervivencia: “Estamos en un momento bastante complicado dado el contexto económico y político. Por un lado, es notoria la baja de demanda de nuestro servicio. Tenemos a varias compañeras paradas sin horas de guardias”, contó Ramos.
“Por otro lado también estamos en un escenario incierto con respecto al monotributo social que quieren hacer desaparecer”, expresó la presidenta de CUIDHO con respecto a la normativa tributaria que el gobierno buscó incluir y eliminar a través de la Ley Bases y no logró hasta el momento. “Es tremenda la situación, pero tenemos esperanza que podamos seguir trabajando. Luchando codo a codo con las compañeras”, agregó Carolina.
El cambio de gobierno produjo el quiebre de muchas estructuras sociales, entre ellas las que sostenían a las cooperativas. Esto causó que muchas tuvieran que cerrar sus puertas y cientos de personas se quedaran sin su fuente laboral.
En el mejor de los casos, empujó a que ciertos espacios tuvieran que reinventarse: “Algunas compañeras que están sin guardias en la cooperativa están haciendo otras actividades como empleadas domésticas o vendiendo algún producto para paliar la situación”, contó la integrante de CUIDHO.
A pesar de las altas y bajas, las integrantes de esta cooperativa no bajan los brazos y se aferran a aquello que las fortalece: “A CUIDHO lo caracteriza la resiliencia y las ganas de superarse. En realidad creo que a todos los actores de la economía social los caracteriza la resiliencia. Justamente las cooperativas vienen a solucionar problemas sociales en las crisis económicas».
«No sólo buscamos posicionarnos como una empresa reconocida en cuidados domiciliarios y tener nuestra propia sede, sino que el mayor anhelo de CUIDHO es seguir creciendo a pesar de todo”, relató la cooperativista salteña.
CUIDHO, al igual que muchas cooperativas del país, es el ejemplo de que la labor en conjunto no sólo se concibe como una forma de trabajo sino también como un modo de vida. En el enfrentamiento contra las penas y los males causados por políticas libertarias, en el cooperativismo solo se queda aquel que tiene sentido de pertenencia, quien cree en la fuerza colectiva y el trabajo en equipo. “Y los que creemos que vamos a salir adelante todos juntos”, concluye Carolina.